Sábado: El Rey que regresará

Sábado: El Rey que regresará

La muerte tiene algo que hace que muchas personas acusen a Dios de traición, como el responsable de que todo haya acabado mal. “Si Dios realmente hubiese estado ahí, no habría muerte”, afirman. Porque si Dios es Dios de todo lugar, por obvias razones tiene que ser Dios frente a la muerte. ¡Y claro que lo es! Pero ya que es así, hasta la muerte tiene un propósito divino en su plan perfecto para la humanidad.

Dios hizo un gran trabajo demostrándolo a través de Jesús. El Único que puede reemplazar la muerte con vida. El Único Rey que vendrá otra vez. El sábado santo, los discípulos probablemente olvidaron estas y otras promesas de Jesús que pronosticaban el desenlace final de su venida a la tierra. En medio de la melancolía, las dudas, el desánimo, la incredulidad (y hasta la culpa) muchos de ellos decidieron esparcirse y se fueron en diferentes direcciones.

En Jerusalén, sin embargo, pasó inadvertida la ausencia de Jesús. Las calles estaban solas debido al Shabbat (el día de reposo). Todos permanecían encerrados en casa. Excepto el susurro de los fariseos que continuaban confabulando para que Poncio Pilato pusiera guardias romanos en la entrada del sepulcro de Jesús para que nadie entrara a robar su cuerpo

 

Pero, los discípulos de Jesús también se reunieron. Probablemente sintieron el llamado de su Maestro, porque como dije al principio: en el plan de Dios, hasta la muerte tiene un propósito divino ¡y este domingo lo descubriremos!

 

Te invito a que hoy reflexiones en cómo estás aprovechando tu tiempo mientras Jesús regresa por ti.

 

CITAS BÍBLICAS:

  • Juan 14:1-3

No se angustien. Confíen en Dios, y confíen también en mí. En el hogar de mi Padre hay muchas viviendas; si no fuera así, ya se lo habría dicho a ustedes. Voy a prepararles un lugar. Y, si me voy y se lo preparo, vendré para llevármelos conmigo. Así ustedes estarán donde yo esté.

 

  • Mateo 27:62-66

Al día siguiente, después del día de la preparación, los jefes de los sacerdotes y los fariseos se presentaron ante Pilato. —Señor —le dijeron—, nosotros recordamos que mientras ese engañador aún vivía, dijo: “A los tres días resucitaré”. Por eso, ordene usted que se selle el sepulcro hasta el tercer día, no sea que vengan sus discípulos, se roben el cuerpo y le digan al pueblo que ha resucitado. Ese último engaño sería peor que el primero. —Llévense una guardia de soldados —les ordenó Pilato—, y vayan a asegurar el sepulcro lo mejor que puedan. Así que ellos fueron, cerraron el sepulcro con una piedra, y lo sellaron; y dejaron puesta la guardia.

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